”El conocimiento reside fundamentalmente en las personas y se enriquece cuando se comparte”. ¿Cómo podemos mejorar nuestras capacidades para examinar “lo que es”, para explorar “lo que podría ser”, para juzgar “lo que debe ser”, para evaluar “lo que ahora es posible que sea”, para decidir “lo que nos vamos a comprometer a hacer ahora”, y para actuar en algo que se convierte en un nuevo “lo que es”? Si querés encontrar algunas respuestas a estas preguntas, te invitamos a visitar el blog con contenidos de nuestra autoría que actualizamos frecuentemente.
Diseñar y poner en marcha un nuevo modelo de negocio, implica transitar un camino que no es lineal, sino que es iterativo e incremental. Por eso resulta frecuente que se apliquen diferentes lienzos, canvas y frameworks para ir validando hipótesis e ideas.
El efecto Dunning-Kruger puede resumirse en una frase: cuanto menos sabemos, más creemos saber. Como resultado, estas personas suelen convertirse en ultracrepidianos: gente que opina sobre todo lo que escucha sin tener idea, pero pensando que sabe mucho más que los demás.
Si pretendemos que nuestro modelo de negocio sea exitoso, entonces antes de lanzarnos debemos entender y validar todas las hipótesis en las que se basa el mismo.
De proyectar un 2020 para escalar en nuestros modelos de negocios, pasamos a pensar cómo vamos a pagar las cuentas. Está claro que lo primero es la salud, pero el coronavirus acabó infectando nuestros proyectos. Y como todo enfermo, necesitamos un tratamiento urgente para recuperarnos.
Muchas veces cuando hablamos de diseño existe una percepción errónea. Para la mayoría de las personas el diseño es simple y sencillamente hacer algo bonito, en otras palabras, un ejercicio meramente estético.
La sociedad de hoy vive una realidad transformada, en respuesta a múltiples factores de cambios culturales, tecnológicos, económicos, políticos, y demás…
Un espacio que fomente la creatividad debe abrazar la tolerancia al error y no sólo la resolución de problemas, sino también el desarrollo de nuevas preguntas.
Quienes trabajamos desde hace algún tiempo en el ámbito de la innovación y del emprendedorismo, no solo estamos familiarizados con herramientas visuales como el lienzo de modelos de negocio, sino que las hemos internalizado de tal manera que su empleo ya nos resulta algo natural.
Algunos negocios fracasan por falta de estrategia. Otros porque no se saben vender. Otros porque no se diferencian. Y todos, porque no crean valor para el cliente.
Tras la crisis económica que mantuvo en tensión a varios países europeos, a partir de la segunda década del siglo XXI comenzó a hablarse de tres posibles enfoques para “intentar” contrarrestar la situación competitiva de las empresas: retirarse, resistir y reinventarse.