Por Víctor Vargas
De naranja a verde parece un titulo complejo, como dispuesto a captar la atención para que los asiduos lectores, por mera curiosidad, dispongan unos minutos para distraer su mente del caos cotidiano que eventualmente nos puede llevar el afán laboral o familiar. Sí, la verdad es esa la intención: darte unos minutos de información de valor, no solo de distracción.
Pero ¿por qué naranja?, y… ¿qué tiene que ver el verde? De manera sintética y muy simplificada, es la forma en que podemos digerir con facilidad la idea de que la economía naranja (bautizada así por el BID[1]), que de forma implícita y abstracta conlleva innovación y se monetiza, y digo “se monetiza” haciendo uso a un termino bastante conocido en el mundo de la creatividad desde las redes sociales. Mas simple aún, la creatividad genera valor económico y riqueza.
En datos generales de UNESCO[2], la economía creativa aporta el 3% del PIB mundial y emplea a 30 millones de personas en el mundo. Cifras interesantes, ¿no te parece?.
Siendo este un articulo breve y no un compendio o libro sobre economía creativa, centraremos el contenido específicamente en aspectos básicos para entender un poco mas de que trata esto, y romper uno que otro paradigma que exista sobre el tema en sí.
La creatividad es innovación blanda
Un refrán popular centroamericano expresa que “para gusto los colores, y para escoger las flores” o como escribió Francisco de Isla en 1787, “sobre gustos no hay disputa”. Ambas frases las usaré para traer a contexto el termino innovación blanda, que para tener una mayor aproximación al termino diré que se explica desde la generación de valor intangible; las emociones, por ejemplo. ¿Te confundí un poco?, déjame explicarlo un poco más.
Para muchos es sabido que la empatía es la clave para llegar y mantener a tu mercado objetivo, pero la empatía es necesaria porque el desarrollo tecnológico mundial ha adoptado una tendencia hacia la personalización debido a la segregación de nuestros intereses, gustos particulares y la conectividad que nos ofrece el internet. La innovación como tal nos ha permitido desarrollar nuevos productos y se enfoca en los atributos “técnicos” tanto del producto en sí, como del procesamiento, la organización o la comercialización. La innovación blanda, en cambio, es el factor empático para comprender como aumentar valor, pero en el caso de la economía creativa, o naranja, se centra en la creación de valor desde otros escenarios, productos o canales.
Un ejemplo de economía creativa desde las apps
Seguramente conoces Pixar, Amazon, Netflix, Instagram… ¿Qué tienen en común y qué tienen que ver con la economía creativa?, todos están enfocados a la selectividad de sus usuarios y sus intereses; y sí, por supuesto, todos tienen que ver con el mundo digital, pero esto último es tema aparte.
Para finalizar con este breve acercamiento a lo que la economía creativa es, es de mi interés ser especifico en cuanto a que detrás de estas líneas solo hay una pequeña pincelada de lo que conlleva, y que los ejemplos descritos han sido empleados debido a su popularidad.
Toy story, la primer película de Pixar; emprendió riesgo en la animación con una historia que sacó emociones en adultos y niños. Amazon emprendió un canal de comercio que rompió con la tienda tradicional. Netflix apostó por un modelo de suscripción, replicado por muchos, pero su punto “blando” es el dominio sobre el contenido a visualizar en lugar del condicionado tradicional. Instagram se inclinó al aspecto grafico y captó atención de usuarios con interés visual, animó a muchos a explorar la fotografía y aunque no es un dato comprobado, es fácil relacionar la evolución de los smartphones el desarrollo de aplicaciones de filtros y animaciones con simplicidad de uso para hacer contenido cada vez más dinámico.
La economía creativa se sostiene en la transformación de los aspectos culturales, habituales y sociales para estimular tendencias que generan valor, riqueza, diferenciación y que por sobre todo, impactan en cambios sostenibles.
[1] Banco Interamericano de Desarrollo.
[2] Organización de las Naciones Unidas para la Educación , la Ciencia y la Cultura.