Las 3 R del emprendedor frente a la crisis
Tras la crisis económica que mantuvo en tensión a varios países europeos, a partir de la segunda década del siglo XXI comenzó a hablarse de tres posibles enfoques para “intentar” contrarrestar la situación competitiva de las empresas: retirarse, resistir y reinventarse.
Antes de abordar esos enfoques, me detengo para reflexionar sobre el concepto de “intentar”. Por eso lo he resaltado con comillas. Siempre he sostenido en mis capacitaciones que “intentar” y “tratar” son palabras que no hacen nada bien al emprendedor y que deben eliminarse de su vocabulario, ya que las mismas encierran una suerte de justificación racional o de excusa perfecta para no hacer nada. Como dice un antiguo proverbio chino: “Quien quiere hacer algo encuentra un medio; quien no quiere hacer nada encuentra una excusa”.
A lo largo de casi dos décadas que llevo en el ejercicio de la profesión asesorando todo tipo de emprendedores, puedo aseverar que, aunque muchos digan que lo han “intentado”, ni siquiera por asomo tienen desarrollada la persistencia, que es una de las competencias que reúnen los emprendedores de éxito.
Esto en definitiva, es lo que permite aseverar que lo contrario del éxito no es el fracaso; lo contrario, es no hacer nada. Solo fracasamos, si no hacemos nada. Y está claro que podemos equivocarnos por hacer, pero el que no hace, ya está equivocado!
Ahora bien, volviendo al tema que da origen al título del artículo, me enfoco en lo que muchos emprendedores han hecho en Europa para afrontar la crisis. En la 5a. edición de su libro Marketing en el Siglo XXI, Rafael Muñiz González hace referencia a tres estrategias o posibles soluciones para contrarrestar la situación competitiva de las empresas frente a la crisis:
- Retirarse: la falta de liquidez y los cambios tecnológicos, sociales y culturales obligaron a un importante número de empresas a cerrar sus puertas, ya que no supieron contrarrestar los cambios producidos en el mercado o contar con los fondos suficientes para aguantar el ciclo económico.
- Resistir: las empresas que no están gestionadas bajo una óptica de marketing del siglo XXI, suelen adoptar esta solución para intentar competir en el mercado. Su objetivo es intentar competir “como sea” hasta que la crisis pase. Esta actitud tiene un importante desgaste anímico, económico y profesional y no siempre sale bien.
- Reinventarse: bajo la filosofía de que “el fracaso es parte del camino del éxito” las empresas que se encuentren en una etapa de crisis deben establecer una política de cambios e innovación. Innovar en sus estrategias, en sus productos o servicios, en sus canales de distribución, etc. Además, tienen que prestar una máxima atención a sus clientes, a sus vendedores y adecuarse plenamente a la gestión 3.0.
En toda esta oleada de métodos ágiles en la que se inscribe el empleo de lienzos de modelos de negocios como una “panacea” o “receta magistral” para diseñar modelos exitosos, hay que pensar y registrar una o más estrategias a seguir si “la cosa” no funciona.
No debemos olvidarnos que los modelos son una forma de representar “en pequeño” una realidad determinada y como tales, es lógico suponer que siempre tienen limitaciones. Los mismos no pueden, ni deben, ser entendidos como la realidad que representan: su construcción, necesariamente, involucra cierta dosis de subjetividad.
Si bien un modelo contiene elementos y variables fundamentales, siempre habrá que considerar que la realidad será bastante más compleja como para limitarnos a las reglas que supone usar un solo paradigma. Y lo concreto es que, si la realidad evoluciona, hemos de suponer que los modelos también lo hagan, motivo por el cual habrá que estudiar la posibilidad de incorporar otros bloques o elementos en nuestros modelos de negocios, que planteen una estrategia a adoptar en caso de fracaso o salida.
¿Esto es importante? Es extremadamente importante, porque saber cuándo terminar con tu negocio puede ser tan relevante como saber cómo comenzarlo. Aunque sea doloroso, es así.
Ya sea que vayamos a vender toda o solo una parte de la empresa, que traspasemos el negocio a algún miembro de nuestra familia, que decidamos reconvertir el negocio, o liquidarlo, siempre debemos tomar una decisión. Y estas decisiones que tienen que ver con la estrategia de salida, deben también planificarse.
Así que si tu lienzo de modelo de negocios tiene 9 bloques y no contempla la estrategia de salida, deberías replantearte si no simplifica demasiado la realidad. No olvides nunca aquello de que “no podemos resolver hoy los problemas de mañana, con los métodos de ayer”. Vos decidís.